lunes, 23 de diciembre de 2019

Poesías sin nombre 3

Desprecio sentir aprecio.
Pues me hace vulnerable,
Y hasta el más necio tirador
Consigue dar en el blanco.
Cuando con fatiga huyo
Y por los pelos escapo 
Del silencio devastador
Que se produce tras un disparo. 
¿Donde está el detonante 
De mis campos en barbecho 
Que han hecho destruir
Lo que ya creía recuerdo?

Detesto lo predecible 
Como sentir que nunca basto
Llorar sangre por dentro;
Sonreír por fuera en vano. 
La ausencia de sentimientos 
Pues es cuando yo me ausento
Y entre incómodos despliegues 
Veo seres sin contexto 
No entiendo sobre placeres 
Conllevan factores externos 
De esa estridente tormenta
En la que solo importa el trueno 

¿Y si amase lo que siento?
¿Amaria así mi reflejo? 

jueves, 26 de septiembre de 2019

Septiembre, 2019

Llevo todo el dia pensando como escribir esto, de una manera bonita, poetica o 'politicamente correcta'. Lo cierto esque no he encontrado ninguna, asi que lo escribo asi como me viene, no como una entrada del blog si no tal y como lo pienso, porque la verdad es que no creo que haya una buena manera de expresarlo, simplemente la mia. No me siento bien, no me siento bien y no se como hacerlo saber, porque he estado tanto tiempo mal, que después de estar unos meses bien, permitirme un solo dia de bajón me cuesta demasiado. Aunque tampoco es que haya sido un dia.
No hago mas que oir gente por todos lados que me dice 'tienes derecho a estar mal', 'siempre escuchas a los demas alguna vez tenemos que escucharte a ti', 'estoy ahi para lo que necesites', o 'si algún dia necesitas hablar dimelo'. Lo cierto es que siento tener que decir que no siento que sea asi (y en algunos de estos casos, se a ciencia cierta que no es asi). Es muy doloroso no poder diferenciar cuando alguien dice las cosas por compromiso o cuando las dice porque realmente las siente de esa manera, y las quiere de esa manera. Por supuesto nadie tiene la culpa de lo que a mi me pase, pero siempre afecta el comportamiento de los demas por poco que sea y por supuesto, cuando la gente te ofrece una mano, esperas una mano y no un puño, o absolutamente nada. Tiene gracia, porque mi madre lleva toda la vida diciéndome que la vida es injusta, y que nunca espere nada de nadie, sin embargo no lo puedo evitar.
Soy una persona atenta, puede que carezca de modestia pero tampoco la necesito. Me gusta que la gente de la que me rodeo se sienta bien, me gusta poder ayudarles, me gusta que se sientan valorados, pero es principalmente porque se perfectamente lo que es sentir que absolutamente nadie te valora, hasta tal punto en el que a veces me pregunto si de verdad queda algo que valorar en mi. Y joder, es una puta mierda mirarte al espejo y pensar que no vales nada.
La gente que me conoce sabe que mi vida no ha sido un campo de flores ni mucho menos, y aún asi pongo la mano en el fuego y juro que les he contado la parte mas fácil de asumir, porque no puedo pretender que carguen con algo que incluso a mi me cuesta aceptar todavia. De todad formas, he intentado salir adelante como he podido. A veces me miran y me dicen que soy fuerte, y no tienen ni la mas remota idea de lo que estan diciendo, ni lo que conlleva. No creo que sea fuerte; de hecho ni siquiera quiero serlo. Lo cierto es que lo que me pasa es que he aprendido a vivir con miedo. Con miedo a no despertarme un dia, con miedo a no saber donde voy a dormir, con miedo a no saber si voy a poder comer, con miedo a lo que la gente vaya a pensar de mi... Pero nunca con miedo a estar sola, como la mayoria se piensa, porque sola es como he llegado hasta aqui (se lo que es convivir conmigo misma). Igualmente, que sepa estar sola, no quiere decir que sea lo que quiera.
Es cierto que siempre he sido una persona sensible, y me he mostrado como una persona sensible, pero nunca he sabido como decir exactamente como me siento (más allá de que a veces diga que todo es una mierda), porque la gente me asusta, lo pueden usar (y lo usan) en mi contra, yo no lo hago, no sale de mi ser asi. Me cuesta confiar en que la gente no me quiera hacer daño, porque me han hecho tanto daño (muchas veces sin querer) que he dejado de diferenciar cuando lo hacen intencionadamente y cuando no. No se de quien fiarme y de quien no, y quiero que eso pare. Quiero tener confianza suficiente en alguien como para poder decir todo esto sin miedo a que piensen que es por llamar la atención , o que 'ya estas otra vez' o que soy una puta pesada, porque esas cosas duelen y no hay disculpa que haga que duelan menos. Además a veces pienso que mi ridícula manera de explicarme da lugar a que saquen conclusiones equivocadas. Dan por sentado el por qué de lo que digo o hago sin tan siquiera preguntar o molestarse en pensar que puede haber una jodida explicación, no se molestan en mirar mas allá. No esta mal creer que tu opinion es la real, te hace una persona firme, pero cuando alguien te importa tienes que aprender a ver las cosas como esa persona, aunque sea para saber lo que es importante para esa persona, porque no tiene que ser lo mismo que te importa a ti, y muchas veces restamos importancia a algo solo porque para nosotros es nimio sin pensar en que quizas para los demás no sea asi. La gente deberia pensar en como se sentirían si les respondiesen de este modo (#empatia). Todo el mundo quiere compañia pero nadie quiere saber por lo que esta pasando el de al lado. No tenemos en cuenta los sentimientos ajenos, y joder, eso tambien duele como los demonios.
No voy a decir que sea una persona incomprendida porque no lo pienso, y mañana todo esto que acabo de escribir no sera más que un montón de palabras juntas y punto, pero de verdad que necesito decirlo, y no creo que vaya a haber nadie dispuesto a escucharlo, (por mucho que digan lo contrario) porque para cada persona, hay unas cuantas prioridades en la vida que no son precisamente preocuparse por como me siento o me dejo de sentir, pero por una vez queria sentir que de verdad puedo hablar sin que nadie vaya a interrumpirme, a poner los ojos en blanco, a cambiar de tema o a decirme 'perdona es que no te estaba escuchando.'
Me gustaria que la gente se diese cuenta y valorase que yo sí me doy cuenta de cuando estan mal, (si lo veo y me preocupa) no que me lo digan por cumplir o por hacerme sentir mejor. Me gustaría poder dejar de sentirme insegura y débil cuando no estoy sola y sobretodo me gustaria que vieran cuando necesito un abrazo, porque muchas veces me siento como si se acercaran a mi para que les levante el animo, y marchasen cuando ya no puedo hacerlo. Y eso, lamentablemente, me hace sentir muy infravalorada.
Dicho esto, no quiero que nadie se de por aludido ni venga a disculparse. Obviamente no es necesario, (ni lo hice con esa intencion).

miércoles, 5 de junio de 2019

Paciencia.

Cuando las cosas van mal, siempre van todas mal. No existe el término medio. Primero se te cae el mundo encima, vas cuesta abajo y sin frenos, sin saber lo que te vas a encontrar y con mucho miedo. Te sientes como si llevaras demasiado tiempo sujetando tu peso por encima de una caída inmensa, y no puedes ver el final. Tus dedos entumecidos empiezan a fallar por el ansia de ser libres de cualquier manera, porque necesitan calmarse. La presión en el pecho no te deja respirar, sientes los pulmones llenos de agua, un nudo en la garganta... Vas caminando cabizbaja con muchas ganas de subirte a la cima del mundo y maldecir y gritar, pero es muy difícil llegar tan alto cuando a penas puedes ver el sol. Todos los días parecen grises, todas las horas parecen eternas, y todo el mundo parece triste.
Y entonces vomitas; vomitas palabras que no entiendes, que no sientes y que no piensas, te quejas y echas en cara que no puedes continuar, porque tus pies están tan destrozados de tropezarse y tan cansados de andar, que te piden un descanso. Te asustas y te invade la oscuridad, miras a ambos lados y contemplas el tiempo y es lo peor que puedes hacer. Dejar que los fantasmas del pasado te expliquen lo que aún no has vivido, lo que ellos nunca van a vivir porque se quedaron estancados en un punto, en el que tu te acabas de parar. Te sientas a esperar, en el suelo, a ver si en algún momento la lluvia cae y te refresca la mente, pero solo te deja empapada, con frío y el suelo lleno de charcos. Una cosa más que lamentar. Una escusa más para llevarte las rodillas al pecho y volver a llorar, una escusa más para tirar la toalla. Te quedas esperando a que tú insignificante camino llegue al final, pero nisiquiera te intentas levantar.
Pasa el tiempo, y ves que todo sigue igual y te arrastras al charco más cercano muerta de sed, como si fuera un oasis en un desierto, porque ves un destello al mirar. Recuerdas que hay un cielo, y miras arriba y ahí está el sol, iluminándolo, después de unas tormentas que hicieron descargar. Vuelves de nuevo la vista al suelo pensando que es una ilusión, pero ahí está. Te acercas y le das la mano, y te sonríe y sonríes de vuelta, y dices 'hola soledad' y ves la realidad, ves que estas empapada, que estás destrozada, que te has cansado de luchar, que te duele la espalda y que todo eso te importa mucho más que con quien puedas estar. Tiras la mochila al suelo y la vacías, apartando de ti las piedras que mucho llevan incordiando y justo al lado está la toalla. La recoges con las manos temblorosas y te secas. Te giras y miras al final de la carretera, y empiezas a avanzar. Tus dedos se sueltan del saliente, y te dejas caer tranquilamente con nueva esperanza, y al final, caes con un buen golpe, de pie, y ves un espejo.
Te quedas a contemplar tu reflejo. Al principio no te reconoces, no sabes quién esa persona que te sonríe desde el otro lado, aún con la mano tendida hacia ti, y le das las gracias mientras todos los posibles rostros que tenías en la cabeza se evaporan y te dejan ver lo que hay detrás, la verdad. Que la culpa no es del viento, de las nubes y del charco. Y que al final del día, cuando las luces se apagan y el mundo se vuelve lento, cuando la esperanza se va a dormir la única que lo sabe eres tu, y por tanto, tu eres la única en la que puedes confiar.